VISITA A VILLAFÁFILA – OTOÑO DE 2015

Casi un año después de nuestra última visita, regresamos a la Reserva Natural de Villafáfila para disfrutar de las aves migratorias. En nuestro camino a las lagunas por la carretera que discurre de Villalpando a Villafáfila nos sorprendió que los tonos ocres y oro todavía envolviesen el pasto.

Según nos fuimos acercando a la Reserva Natural descubrimos que las lluvias no habían llegado todavía hasta este enclave de la meseta zamorana. La pseudoestepa nos mostraba su lado más cruel y desolado. Tan sólo salieron a nuestro paso tres cornejas que decidieron cruzar la carretera desde un poste cercano.

Tras pasar por la localidad de Tapioles vino la sorpresa en un barbecho del lado contrario de la carretera. El plumaje críptico de estas aves dificulta su visión a pesar de encontrarse a menos de 20 metros de nuestro vehículo. La posibilidad de ver estos gigantes esteparios tan cerca acelera nuestros corazones. Todavía nos emocionamos al ver las avutardas en Villafáfila. Somos así.

Avutardas en Villafafila Otoño 2015

Avutardas desde la carretera

Al otro lado de la calzada un pequeño grupo de cinco avutardas se escondían tapadas por unos cardos de gran altura. La pericia de ver a estas gigantes aladas no está exenta de dificultad. Por encima del gran plumón blanco, el entramado de ocres y colores arenosos de su espalda las confunde con la tierra de labranza a la perfección. El gris azulado de sus cuellos y cabezas difuminan aun más sus cuerpos. Aunque en Villafáfila ser agraciado con el premio de ver al ave capaz de volar más pesada del mundo es más sencillo debido a la alta densidad de la especie en la Reserva Natural. Aquí se encuentra el mayor número de individuos del planeta. Esto unido a su comportamiento gregario y a la confianza que tienen a los vehículos que circulan por esta zona hace que su avistamiento sea frecuente y relativamente sencillo.

A pesar del escaso tráfico que tienen las carreteras de la Reserva hacemos un llamamiento desde estas líneas para los aficionados que deseen avistar aves desde su vehículo. Recomendamos llevar el equipo óptico dentro del habitáculo, señalizar las paradas, usar los arcenes y las zonas habilitadas para cambiar el sentido de la marcha. Además de respetar la señalización y las normas de circulación. Solo así podemos compatibilizar la conducción con la observación de aves de una forma segura y cómoda.

Proseguimos por la carretera hasta llegar a la Laguna de Barillos y su observatorio. El polvo y el barro reseco han sustituido la lámina de agua. Una marca blanca de salitre remarca el perímetro y la salicornia con sus tonos rojizos da una nota de color en este medio ahora resecado por las altas temperaturas. Las cajas nido colocadas encima de los postes se encuentran pendientes de ser alquiladas por alguna rapaz.

Salicornia en Villafafila

Laguna desolada inundada de un manto de salicornia

El panorama desolador nos lleva hasta la Casa del Parque El Palomar. Dejamos el vehículo para realizar la ruta guiada por parte de los guardas para celebrar el día de las aves 2015. Aquí gracias al milagro del ingenio humano vemos agua por fin. En los primeros observatorios nos encontramos con gran cantidad de ejemplares de ánades reales. En una isleta un pequeño grupo de ánsares comunes protestan ante la cercanía de las fochas que les superan con creces en número.

Laguna de la Casa del Parque  Villafafila

Laguna de la Casa del Parque

A destacar dos ejemplares de focha marcados con anillas plásticas a modo de collares de color amarillo. Estos collares de plástico incluyen una inscripción alfadigital que deberemos comunicar a los guardas de la Reserva o a la Oficina de Anillamiento de la Estación Biológica de Doñana al e-mail charina@ebd.csic.es. Este tipo de marcaje se realiza en un número reducido de ejemplares para estudios muy concretos.

Fochas con anilla al cuello

Fochas con anilla al cuello

El reducido grupo que formábamos la visita guiada fuimos entrando en los distintos observatorios con forma de palomar. Las pequeñas estructuras de adobe tienen puertas de pequeña altura evocando las construcciones auténticas que se encuentran diseminadas por toda Tierra de Campos. Entre las fochas, los zampullines se sumergen una y otra vez en busca de alimento realizando inmersiones rítmicas ante la pasividad de un ejemplar de tarro blanco. En el cielo hasta tres milanos reales esperan un descuido para poder ganar el sustento. Las cometas anaranjadas y de marcas alares blancas suben y bajan oteando la actividad de la laguna.

Tarro Blanco y Fochas Villafafila

Tarro blanco entre un grupo de fochas

El siguiente observatorio tiene el sugerente apellido de “las avutardas”. Allí disfrutamos de dos individuos que relajados y encamados veían con pasividad como una garza real salía despavorida al descubrir nuestra presencia. Sus dorsos, alas y colas de color ocre terroso salpicado de negro difuminaban sus cuerpos aplastados contra la vegetación seca.

Avutardas en Villafafila

Avutardas en Villafafila

Seguimos el agradable paseo hablando de los límicolas que se encuentran en estas fechas por la zona. En un verdadero campo de salicornias pintado de colores rojizos los chorlitejos y correlimos corretean de un lado a otro recorriendo un pequeño charco que resiste estoicamente los últimos calores. La vegetación halófila formada por tarajes, salicornias y almajos que nos encontramos ha permitido en parte que las lagunas sean declaradas LIC (Lugar de Interés Comunitario).

Milano Real en Villafafila

Milano Real en Villafafila

Mientras charlábamos un bando apretado y prematuro de avefrías pasa sobre nuestras cabezas. Nuestra visita guiada acaba con el intento fallido por ver un mochuelo que nos dicen ronda el aparcamiento. Desde estas líneas agradecemos la visita y la labor que realizan los guardas de Villafáfila en labores de educación ambiental.

Palomar en Otero

Palomar derruido en Otero

Tras un parón para comer en uno de los mesones del pueblo de Villafáfila retomamos la visita para acercarnos al pueblo abandonado de Otero de Sariegos. El panorama desolador que produce ver la Salina Grande completamente seca mejora al fijarnos en las inmensas manchas rojas de salicornia y en la estampa melancólica que supone la visión de algunos palomares derruidos contra el fondo del pueblo.

Salina Grande Seca Villafafila

Salina Grande completamente seca Villafafila

Nos sorprende ver como un artista anónimo ha pintado en una tapia del pueblo la cabeza de una garza real como reza la inscripción. Sin duda una nota de color en un panorama desolador y en un pueblo deshabitado.

Pintada Otero Ardea cinerea

Pintada en Otero de la cabeza de una Garza real (Ardea cinerea)

Ante los palomares de Otero nos saca de nuestro trance el rítmico y lejano trompeteo que nos recuerda que las grullas van llegando a los cuarteles de invernada. Entre un pequeño bosquete de pinos de repoblación y la Salina Grande llega la sorpresa final de la visita. Tres hermosos ejemplares de grulla, los primeros de la temporada para nosotros anuncian la llegada de tiempos mejores.

Desde aquí animamos a todos a participar en la segunda edición del experimento colaborativo que nos llevará a ver como se mueven las grullas por toda Europa. Para ello solo hay que usar el hashtag #birding140 e indicar lugar, fecha y hora así como el número de individuos avistado. Si lo deseas puedes añadir una foto. Así de manera rápida y sencilla podrás ayudarnos a describir el mapa de los desplazamientos que realizan estas damas de los cielos por territorio europeo.

Sin tiempo para más iniciamos el camino de vuelta. La visión de las avutardas y el primer avistamiento de grullas nos hacen presagiar que pronto volveremos a las lagunas salinas de estas tierras zamoranas. Al mirar por el retrovisor observamos como un grupo lejano de nubes plomizas presagian las esperadas lluvias. Pronto las láminas de agua recuperaran su estado invernal.

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