EL RIO PIRON CON MASQUEMONTE

El valle del río Pirón es un espacio natural de atractivo excepcional situado a una hora y media en coche de Madrid. Un paisaje singular de encinas y sabinas que contrasta con cortados de roca caliza, todo ello acompañado por un hermoso bosque de ribera.

Para guiarnos en nuestra ruta contamos con Kike, natural de Peñarrubias de Pirón, fundador de MasqueMonte y probablemente el mejor conocedor de los secretos del río Pirón. Emprendedor nato, Kike estudió Ciencias Ambientales en España y Suecia, regresando a Peñarrubias donde se ha embarcado en la aventura del turismo de naturaleza.

PEÑARRUBIAS DE PIRON

Con la idea de evitar las horas de mayor calor del verano salimos a las 6 de la tarde del hotel rural “Del Verde al Amarillo” de Peñarrubias. Pequeña pedanía de tan sólo 27 habitantes, Peñarrubias de Pirón debe su nombre al característico color de los cortados que la rodean. Situada entre el ocre y amarillo del océano de cereal de la meseta castellana y el verde de la zona de pre-sierra de Guadarrama, el paisaje que circunda Peñarrubias es un auténtico mosaico donde se entremezclan campos de cereal con los primeros bosquetes que anuncian el comienzo de la zona de pre-sierra.

Del Verde al Amarillo de Peñarrubias del Piron

Abandonamos Peñarrubias dejado al fondo el hotel rural Del Verde al Amarillo

Nada mas comenzar la ruta, vemos los primeros gorriones asaltando los montículos de cereal recién recogido. Estampa típicamente rural tan difícil de ver en las grandes urbes de las que procedemos. En pocos minutos abandonamos el pueblo y ponemos rumbo al cauce del río Pirón.

VALLE DEL RIO PIRON

Atravesamos campos de cereal recién cosechados y pronto nos adentramos con Kike en el encinar. Todavía hace calor, aunque según avanzamos sentimos la cercanía del río y su frescor. En pocos metros nuestra senda se sitúa paralela al cauce del Pirón que nos recibe rodeándonos con un magnifico bosque de ribera. Encinas, sabinas, chopos y fresnos nos trasladan a otros tiempos.

LOS MARQUESES DE COVATILLAS

Lo que hoy es un tranquilo y hermoso bosque, en el Siglo XVIII fueron los dominios de la poderosa familia de los Marqueses de Covatillas. Según avanzamos río arriba nos encontramos con los vestigios de lo que fue una gran explotación agrícola.

El Molino de Covatillas

Las primeras ruinas que descubrimos se encuentran al otro margen del río. Se trata del gran Molino de Covatillas, activo hasta bien entrado el Siglo XIX. El tejado, probablemente construido con madera de chopo, no ha podido soportar el paso de los años y se ha derrumbado arrastrando en su caída el suelo de la planta superior. Hoy el bosque que lo rodea todo también coloniza el interior del molino, aunque sus imponentes muros todavía permanecen en pie dando fe de que en este lugar se asentó uno de los molinos más importantes de la comarca.

Ruinas del Molino de Covatillas

Ruinas del Molino de Covatillas

Puente de Covatillas

Siguiendo la senda paralela al río, a unos 500 metros, llegamos al Puente de Covatillas, del Siglo XVI, que forma parte del Camino Real que une Segovia con Turégano. En otros tiempos el trasiego de todo tipo de viajeros y ganado era continuo y su parte central, más estrecha, era utilizada como contadero de ganado. Hoy este puente de dos ojos construido con sillares de roca caliza es frecuentado por unos pocos senderistas y algunos cineastas que lo utilizan como decorado en sus películas de época.

El precioso puente nos invita a cruzar. Sin embargo Kike nos dice que esperemos, quiere enseñarnos uno de los secretos escondidos del rio Piron. Le seguimos, continuando por la misma orilla. Atravesamos un pequeño prado y después nos adentramos en un tunel vegetal de álamos, nogales y fresnos. El sendero es estrecho y la vegetación muy tupida, la temperatura desciende rápidamente. Kike deja de caminar y nos dice que ya hemos llegado.

Puente de Covatillas sobre el rio Piron

Puente de Covatillas

Ante nuestros ojos tenemos una pared de roca caliza y a nuestros pies una cisterna escavada en el suelo. Kike nos explica que de la roca emanan unos 100 litros por segundo de tal manera que la cisterna permanece siempre con agua. Esta fuente es la que permite al rio Pirón tener caudal todo el año, aun en tiempos de sequía.

Fuente de Covatillas

A pocos metros, el agua de la cisterna se desborda por los caños de piedra, esculpidos con forma de cabeza de león, de la Fuente de Covatillas. Entre los caños, también esculpido en piedra, podemos adivinar el escudo de los omnipresentes Marqueses de Covatillas.

Ahora sí, Kike nos dirige hasta la otra orilla. Atravesamos el puente y continuamos lentamente y en silencio por el sendero que nos lleva río arriba. De repente, algo parece zambullirse en el agua. Nos detenemos, y por un momento, un breve instante, podemos ver un hermoso mirlo acuático.

Caserío de Covatillas

Continuamos camino saliendo del bosque de ribera para adentrarnos en un gran prado, pronto nos encontramos con otro vestigio del pasado. Se trata de lo que queda del Caserío de Covatillas, tan sólo unos muros semiderruidos que confirman que los prados que atravesamos fueron hace años una importante explotación agrícola.

Pradera que precede al cañon del rio Piron

Pradera que precede al cañon del rio Piron

Nos adentramos de nuevo en el bosque hasta llegar a un nuevo prado, a partir de aquí el terreno comienza a abrirse y empiezan a asomar las paredes de roca caliza que encajonan el valle. Salvamos una cancela metálica por el estrecho hueco que deja a nuestra izquierda con la pared de roca. Casi sin darnos cuenta el paisaje cambia completamente.

CAÑONES DEL RIO PIRON Y VIEJO

El río Pirón y su afluente el río Viejo han escavado con el paso de los siglos dos imponentes cañones en la roca caliza. Las paredes verticales que encajonan los dos valles se encuentran perforadas por cuevas y arroyos subterráneos fruto del proceso de Karstificación.

Los procesos karsticos tienen lugar cuando el dióxido de carbono disuelto en el agua reacciona con el carbonato cálcico de la roca caliza formando bicarbonato que es soluble en el agua. Las aguas van disolviendo la roca creando cuevas que cuando se hunden forman dolinas e incluso grandes cañones.

Cortados del rio Piron

Cortados del rio Piron

Continuamos camino adentrándonos en el cañon del Pirón en busca de la Cueva de la Vaquera. En la pared opuesta se adivinan las entradas a multitud de grutas, también la entrada a la ermita de Santiaguito horadada en la roca en el Siglo XVIII.

CUEVA DE LA VAQUERA

Por fin, detrás de una sabina encontramos la entrada de la Cueva de la Vaquera. Formada por el proceso Karstico cuenta con tres galerías de un kilómetro de extensión. Las dos galerías superiores ya no se encuentran inundadas y son el hogar de una colonia de murciélagos de herradura (Rhinolophus ferrumequinum).

En la boca de la cueva, ennegrecida por el hollín de las hogueras encendidas en ella durante siglos, Kike improvisa una pequeña charla sobre la Prehistoria y los hombres que habitaron la cueva desde finales del Neolítico.

Al salir de la gruta nos dirigimos al cañón del río Viejo para adentrarnos en él unos cientos de metros e intentar divisar algún ave rapaz. Sin embargo no tenemos suerte y temiendo que la noche se nos eche encima, tomamos el camino de regreso.

Al cruzar el puente de Covatillas continuamos por un corto y empinado tramo del Camino Real de Segovia a Turégano que se adentra en el encinar. Cuando dejamos de subir, ya en la cima de uno de los montes cercanos a Peñarrubias de Pirón, por fin vimos nuestra primera rapaz.

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Un tranquilo buitre leonado se dejaba observar mientras descansaba sobre uno de los postes del tendido eléctrico. Pudimos admirarlo durante un buen rato hasta que decidió reunirse con un compañero en un poste más alejado.

Continuamos caminando hacia Peñarrubias charlando sobre los muchos puntos de interés de la ruta aunque lamentando que en esta ocasión las aves nos hubieran sido un poco esquivas. El birding es así. Sin embargo, la jornada no iba a finalizar sin descubrir el ave emblemática del valle del Pirón.

Una magnifica pareja de alimoche nos aguardaba muy cerca del pueblo. Fieles año tras año a Peñarrubias, regresan de África cada mes de marzo para anidar y sacar adelante a sus pollos en el valle del Pirón.

Pareja de alimoche (Neophron percnopterus)

Pareja de alimoche (Neophron percnopterus)

Como colofón, Kike nos llevó a ver el último de los secretos del Pirón. Esta vez tenía que ver mucho con él. Durante los últimos meses ha estado trabajando duro para conseguir los permisos de la confederación hidrográfica, diseñar y construir una charca de anfibios en Peñarrubias. Un pequeño paraíso para los anfibios autóctonos tan duramente castigados por la contaminación y las especies invasoras.

Charca para anfibios de Peñarrubias de Piron

Kike en su charca para anfibios

Queremos agradecer a Kike el día tan estupendo que nos hizo pasar, un agradable paseo lleno de historias, anécdotas y risas. Un lugar lleno de encanto que merece la pena volver a visitar en cada época del año para dejarnos sorprender por su belleza, sus secretos naturales y sus habitantes.

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