CIUDADES: ¿EL ÚLTIMO REFUGIO DE LAS AVES AMENAZADAS?

La situación de declive que sufren muchas especies a nivel global ha llevado a que algunas de ellas estén en grave peligro en su medio natural. Sin embargo, en algunos casos pueden encontrar un insospechado refugio en el que frenar su desaparición e incluso prosperar: la ciudad. Las grandes urbes son un entorno al que no todas las especies son capaces de adaptarse, pero, pese a que pueda parecer extraño y poco intuitivo, las ciudades son sitios en los que generalmente hay menos enemigos, gran cantidad de comida accesible y posibilidades de nidificación, es decir, sitios con opciones de éxito para el que sabe aprovecharlas.

En algunos casos, las ciudades incluso suponen el último baluarte para salvar a ciertas especies, aunque este hecho no debe llevar a desatender la conservación de las especies en sus hábitats originarios, como se muestra en un estudio que recientemente publicó un grupo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana, que tiene como protagonistas a las dos Psitácidas autóctonas de la isla de La Española (isla caribeña que engloba a República Dominicana y Haití): la cotorra de La Española (Amazona ventralis) y el perico de La Española (Psittacara chloropterus).

Perico de La Española (Psittacara chloropterus) | © Álvaro Luna

Perico de La Española (Psittacara chloropterus) | © Álvaro Luna

Cuentan las antiguas crónicas que antaño se veían bandos de hasta miles de ejemplares, que el cielo se veía negro ante tanto loro. Por desgracia, eso hoy es imposible de imaginar. La transformación del hábitat para uso ganadero y agrícola fue relegando a estos animales a zonas cada vez más recónditas. Además, han sido y son cazados al acudir a comer a los cultivos, y, últimamente, el mascotismo se ha unido al resto de factores que han llevado al límite a estos loros, convirtiéndose en un terrible problema que diezma las escasas poblaciones restantes a través de la captura ilegal, que se da incluso dentro de espacios protegidos.

Durante una expedición por República Dominicana, en la que se recorrieron 2 mil kilómetros en busca de estos animales, apenas se pudieron detectar ejemplares ni en las zonas mejor conservadas del país (se visitaron 12 espacios protegidos y todo tipo de hábitats), un escenario aún peor del que se estimaba previamente.

Esta situación contrasta con las poblaciones que se han descrito en las grandes ciudades del país, único lugar donde se observa con facilidad a estos animales, y donde incluso se han censado dormideros con unos 1.500 ejemplares de perico en Santo Domingo, y otro de 50 cotorras en Santiago. En los ecosistemas habituales de estas especies, por establecer una comparación, en un dormidero encontrado en la reserva de la biosfera donde a priori están las mejores poblaciones se contaron sólo 137 pericos y 15 cotorras. Los datos obtenidos sobre observaciones de estas especies a lo largo y ancho del país arrojan que el perico es 6 veces más abundante en la ciudad que en entornos naturales, por 3 veces más en el caso de la cotorra.

Ecosistema habitual de los pericos y cotorras de La Española | © Álvaro Luna

Paisaje de la isla de La Española | © Álvaro Luna

No obstante, más allá de números, no hay que desatender el hecho de que estas especies en la naturaleza realizan unas funciones ecológicas, que además, en el caso actual de esta isla, no pueden desarrollar otras especies (al no haberlas o estar en peor estado de conservación aún que los loros), como el caso de la dispersión de semillas de árboles. Durante este estudio se recolectaron 306 semillas pertenecientes a 11 especies diferentes de árboles (el 99.5% aptas para germinar) que habían sido dispersadas por estos loros, y medimos a cuántos metros estaban esas semillas del árbol más cercano de su misma especie. La distancia mínima media de dispersión fueron 37 metros, siendo el 93% de los casos dispersiones en un rango de entre 20-60 metros, con algunos casos de mayores distancias. Prácticamente todos los casos fueron en ciudad, dada la ausencia de las dos especies en el medio natural.

Cotorra de La Española (Amazona ventralis) | © Álvaro Luna

Cotorra de La Española (Amazona ventralis) | © Álvaro Luna

Tras esto, cabe preguntar: ¿quién dispersará semillas si faltan los dispersores?

Si estos animales endémicos desaparecen del medio natural lo harán con ellos las relaciones que establecen con otras especies, en el caso de los loros obviamente la dispersión de semillas, lo que afectaría a la estructura y dinámica de los bosques nativos de República Dominicana. Se abre entonces una interesante reflexión, ya que puede que numéricamente estas especies no desaparezcan, y que en las ciudades sigan creciendo, pero el reparto de esas cifras no está bien balanceado, porque en sus hábitats originarios sigue el declive, que además se asocia a pérdidas de funciones ecológicas con un daño difícil de reparar.

Álvaro Luna Fernández
Investigador del CSIC – Estación Biológica de Doñana

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