LAS AVES DE NUESTROS TEJADOS

Las aves han convivido con el hombre desde la época de las cavernas. La mayoría como el gorrión, el avión común o el cernícalo ven en las fachadas de nuestros edificios un acantilado artificial donde instalar sus nidos. Unos, como el gorrión común, se contentan con una oquedad en la pared o un hueco bajo una teja a pocos metros de altura mientras que otros, como el cernícalo común, necesitan una cavidad a varios metros de altura en un lugar rural tranquilo.

La convivencia entre vecinos siempre ha sido difícil. Por eso vamos ha analizar los problemas que pueden surgir y las soluciones que podemos adoptar al tener un inquilino alado en nuestras casas. También hablaremos de los beneficios de tener estas aves cerca.

El gorrión común es una de las aves más habituales que podemos encontrar en nuestros hogares. Sitúa su nido tanto en los edificios del campo como en los de la ciudad durante todo el año. Anida en cavidades de tejados y paredes aunque en los últimos años sus efectivos han disminuido en las ciudades por diversas causas. El gorrión común es una ave ruidosa. Para evitar molestias colocaremos nidales con agujeros de 4 cm de diámetro en lugares donde no moleste. No se deben usar insecticidas para que los polluelos de gorrión tengan alimento suficiente.

Gorrión Común (Passer domesticus)

Gorrión Común (Passer domesticus)

El colirrojo tizón es otro pequeñín que tiene querencia por nuestra compañía. Habita en fachadas de edificios tanto del campo como de la ciudad tanto en primavera como en verano. Anida en oquedades de las paredes, en vigas y en cornisas. El colirrojo tizón se instala en lugares que dispongan de espacios verdes casi sin molestar a los humanos. Para disfrutar de estos pajarillos hay que colocar un nidal semiabierto a unos 2-5 metros de altura en una pared orientada al sureste.

El avión, la golondrina y el vencejo llegan a nuestras casas con el buen tiempo. En el caso del avión común anida en las fachadas de ciudades y pueblos. Aparece en primavera y en verano formando colonias y la única molestia que nos puede provocar es la suciedad que producen sus excrementos. Solucionaremos este problema colocando una tablilla a 50 cm por debajo del nido para luego limpiarla cada otoño.

La golondrina común coloca sus nidos en garajes y voladizos tanto en ciudad como en campo. Su periodo coincide con el del avión común y también solucionaremos el problema de la suciedad con la tablilla. La colocaremos después del nacimiento de las crías y la retiraremos cuando las golondrinas se marchen. Si no actuamos así corremos el riesgo de que no ocupen el nido al año siguiente. También puede ser beneficiosa la colocación de una tablilla en la pared de la fachada o unos clavos para incitarlas a construir el nido.

El vencejo común también siente predilección por nuestras viviendas para poner la suya. Coloca sus nidos tanto en las fachadas como en la parte inferior de los tejados. Su periodo comprende de principios de primavera a principios de otoño. El vencejo común no ensucia las fachadas y la destrucción de sus nidos ocupados está prohibida con lo que las obras de las fachadas que los tengan deben realizarse en otoño o en invierno. Los nidales deben estar como mínimo a 5 metros del suelo, teniendo en cuenta que para emprender el vuelo necesitan un agujero de 6 cm de ancho por 3 de alto.

El estornino pinto es otro habitante de nuestros hogares. Usa para sus nidos edificios tanto en zona rural como urbana en un período que abarca de la primavera al verano. Utiliza para su nido una cavidad de la pared, un hueco bajo una teja o un falso techo. Aunque es muy beneficioso por el gran consumo que realiza de insectos en época de cría, ¡son extremadamente ruidosos! Por ello, cuando se coloquen nidales, se deben establecer en paredes donde el ruido no moleste. Los nidales deben tener agujeros de acceso de 5 cm de diámetro. Durante el invierno las concentraciones de estas aves son tan multitudinarias que es necesario el uso de ahuyentadores sónicos o rapaces por parte de los ayuntamientos para alejarlos.

Nube de estorninos

Nube de estorninos

El pito real aparece en primavera por los postigos de las casas de campo. Estas aves necesitan una madera para hacer resonar el tamborileo que realizan con su pico. A consecuencia de la tala de árboles muertos que se realiza en los bosques, los pitos reales no encuentran maderas adecuadas para hacer su tamborileo y la emprenden con vigas, salientes de tejados y postigos de las casas de campo. La solución a este problema consiste en colocar en el lugar del ataque una caja grande de madera para que haga de cajón de resonancia.

Las palomas también habitan los tejados y fachadas de las ciudades durante todo el año. El problema lo generan sus excrementos que deterioran edificios, estatuas, coches, etc. Para evitar que se posen en ciertos lugares se han ideado sistemas eficaces pero poco estéticos. Como varillas puntiagudas de metal o plástico, redes, varillas con resorte, cabos tirantes o sistemas eléctricos que emiten sonidos desagradables para ellas. Un caso parecido es el de la gaviota argéntea ya que anida en los tejados de los edificios de las ciudades. Los problemas que causa son la suciedad de sus excrementos, los ruidosos gritos y la rotura de bolsas de basura. Algunos ayuntamientos usan rapaces para redirigirlas a los acantilados, que es el medio natural de la especie. Otras soluciones pasan por el uso de varillas puntiagudas y los cubos de basura estancos para evitar su apertura.

Para la grajilla también resulta atractivo convivir con nosotros. La encontramos en edificios de grandes dimensiones tanto en el campo como en la ciudad durante todo el año. Puede provocar taponamientos de chimeneas y torres de refrigeración al anidar en ellas. Este inconveniente se puede solventar con rejillas que les impidan el acceso.

Grajilla occidental (Corvus monedula)

Grajilla occidental (Corvus monedula)

La lechuza común siente debilidad por desvanes y campanarios. No solo es un gran aliado contra los roedores sino que también la podemos utilizar para ahuyentar a las palomas colocando nidales en lugares estratégicos.

El cernícalo vulgar es el último de nuestros posibles inquilinos. Esta rapaz prefiere torres y campanarios altos y tranquilos pero no descarta chimeneas de fábricas, fachadas ciegas y torres de viviendas. Los nidales de cernícalo común deberán estar situados a unos 12 ó 15 metros del suelo como mínimo aunque es preferible alturas de 40 metros. Los únicos daños que causa son los regueros de excrementos en las paredes. Si queremos restaurar un edificio o su fachada no debemos empezar antes de que los jóvenes hayan abandonado el nido, más o menos a mitad del verano.

Como hemos visto, vivir en comunidad con nuestros vecinos alados a veces causa conflictos. Sin embargo, si tomamos las medidas adecuadas, son mayores los beneficios de la convivencia que los perjuicios que nos puedan causar.

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