ALIMENTACIÓN SUPLEMENTARIA DE LAS AVES: PELIGROS Y CONSECUENCIAS

¿Te has preguntado alguna vez si es bueno alimentar a las aves silvestres? Ten en cuenta que ellas pertenecen a un entorno salvaje y la naturaleza les ha dotado con medios para abastecerse de alimento. ¿Acaso no estaríamos malcriándolas haciendo mermar su instinto de supervivencia? ¿No estaríamos favoreciendo a unas especies aumentando artificialmente su número mientras que perjudicamos a otras?

Podemos diferenciar tres tipos de situaciones en las que las aves reciben una alimentación suplementaria de los humanos:

  1. Cuando son alimentadas para favorecer su supervivencia o expansión.
  2. Cuando son alimentadas con una finalidad lucrativa.
  3. Cuando el hombre pone a su disposición alimento de forma involuntaria.

El primer caso se produce cuando una persona bienintencionada coloca en su jardín un comedero para ayudar a las aves a pasar el invierno. También cuando se establece un programa de alimentación suplementaria como medio para favorecer el éxito reproductor de especies en peligro y contribuir así a su expansión territorial.

Un ejemplo de alimentación suplementaria en el carbonero montano (Poelice montanus)

Las aves también pueden ser alimentadas por una finalidad lucrativa, por ejemplo cuando son cebadas para que acudan a un determinado lugar donde les espera escondido un fotógrafo.

También se produce una alimentación suplementaria cuando se pone comida o desechos al alcance de las aves, por ejemplo en vertederos donde los residuos están al aire libre o en contenedores no cubiertos en el interior de las ciudades.

Normalmente los planes de alimentación suplementaria son llevados a cabo por las administraciones públicas y suelen ser avalados por estudios científicos. Sin embargo, existe el riesgo de que un error de cálculo pueda provocar un desequilibro en la fauna. Se puede favorecer en exceso a una especie perjudicando gravemente a una especie competidora.

Otro ejemplo de alimentación suplementaria que favorece la expansión de una especie lo encontramos en las ciudades. Gente bienintencionada da de comer a las palomas sin tener en cuenta que es una especie totalmente adaptada al medio urbano que puede encontrar alimento por sus propios medios. La mayoría de estas personas desconocen que la hembra de paloma bravía realiza 6 nidadas al año y que de cada una nacen unos 12 pichones. Si, debido a la desaparición de sus depredadores naturales y a la alimentación suplementaria, consigue sacar adelante a todos sus pichones, nos encontraremos con 72 nuevas palomas por cada hembra en tan solo un año, suponiendo un riesgo de plaga evidente.

Para sacar una buena instantánea de una rapaz, muchas veces los fotógrafos recurren a los denominados hides, escondites mimetizados con el ambiente, en los que gracias a un cebo pueden realizar fotografías a corta distancia. Para que las aves acudan regularmente al hide se les suele suministrar alimento cada dos o tres días. Este tipo de alimentación puede perjudicar a la especie ya que le hace cambiar sus hábitos y a los ejemplares jóvenes les sería más difícil encontrar alimento cuando son expulsados por los adultos y tienen que colonizar nuevos territorios.

Un ejemplo de alimentación suplementaria en los milanos reales (Milvus milvus)

En muchas ciudades el sistema de recogida y tratamiento de residuos urbanos no tiene en cuenta que las aves pueden aprovechar los desechos urbanos para alimentarse y no toman medidas para evitarlo. La cantidad de alimento que se pone a disposición de las aves es enorme provocando cambios de comportamiento de gran calado que pueden afectar a regiones muy extensas. Encontramos un ejemplo de ello en la gaviota patiamarilla que está colonizando territorios lejanos a la costa del centro de Europa y aumentando de forma explosiva su población. Otro ejemplo son los cambios en los comportamientos migratorios de algunas especies como es la cigüeña blanca que puede dejar de migrar a África por la disponibilidad de alimento durante el invierno procedente de los basureros. En los vertederos las aves no solo obtienen alimento sino que además están expuestas a peligros como pueden ser el consumo de productos tóxicos, plásticos y otros materiales peligrosos. Las crías, en algunos casos, mueren a causa de quedar atrapadas en cuerdas y plásticos que los padres han utilizado para construir el nido.

Os hemos ilustrado la polémica existente sobre la alimentación suplementaria de las aves. Hay quienes opinan que implica riesgos innecesarios que no se deberían asumir y quienes consideran que los problemas de la alimentación suplementaria son mínimos. ¿Vosotros qué pensáis?

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