10 CONSEJOS PARA INICIAR TU COLECCIÓN DE PLUMAS

Las plumas tienen varias funciones para las aves: mejoran el vuelo, sirven de camuflaje, son un aislante natural, protegen de los golpes y sirven de ayuda en las relaciones entre individuos. Pero el hombre ha conseguido otra utilidad: la de coleccionarlas para su disfrute. Esperamos que estas líneas sirvan para orientar a futuros coleccionistas y ayuden a los más expertos.

Lo primero a tener en cuenta sería decidir si nos quedarnos con las plumas, lo que conlleva el problema del almacenaje posterior, o si nos conformamos simplemente con tener un archivo digital de fotografías de las mismas. Si se opta por esta última opción hay que tener en cuenta que se deberá utilizar una escala u objeto (siempre el mismo) a la hora de fotografiar para hacernos una idea del tamaño de la pluma. Otro problema será la incidencia de la luz sobre las plumas, ya que en algunas con brillos o iridiscencias notaremos cambios según les llegue la luz a las vibrisas. En estos casos es conveniente realizar varias instantáneas de una misma pluma con perspectivas diferentes. De esta manera podremos apreciar formas o curvaturas que en un solo plano quedarían ocultas.

Pluma

La primera pluma de nuestra colección

Debemos tener en cuenta que el momento más adecuado para la recolectar plumas es el periodo de muda de cada especie. Es decir, tras la reproducción y antes de que llegue el invierno. Para afinar más, acotaremos la temporada en nuestras latitudes del mes de julio a octubre.

Los mejores sitios para encontrar plumas son donde puedan quedar enganchadas (espinos o vallas) y lugares resguardados del viento. Los mejores biotopos serían márgenes de playas, embalses, lagos y ríos. Otras opciones más cercanas y fáciles son las ciudades y los parques zoológicos. Estos últimos son especialmente recomendables porque en poco tiempo obtendremos una buena colección de forma fácil y además los peques de la casa pueden acompañarnos.

Al encontrar una pluma deberíamos anotar, al menos, el lugar y la fecha. Si se desea descubrir a qué dueño perteneció se recomienda el uso de guías especializadas en el tema. Después deberemos limpiarla con un cepillo de dientes o, si es pequeña, con un pincel. Si la suciedad persiste, haremos varios lavados en un tarro de cristal, primero con agua y jabón natural, y después procederemos a aclararla con agua. Todo ello haciendo girar el frasco con las dos manos en un mismo sentido y en longitudinal, pero sin agitarlo. Después la dejaremos secar al sol.

Para conservar las plumas aconsejamos utilizar bolsas transparentes de las que se usan para congelar alimentos o fijarlas en cartulinas, metidas en separatas de plástico. Tras esto, independientemente del método usado, ordenarlas en carpetas clasificadoras. Si la colección es pequeña, aconsejamos a los principiantes los álbumes de fotos. De este modo se simplifican mucho posteriores compilaciones y se minimiza el deterioro de las plumas.

¿Te animas a empezar tu colección?

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