GRULLAS EN LAS MARISMAS DE HUELVAby Manu Mojarro · noviembre 20, 2014Ocho de la mañana en las marismas del río Tinto, el sol comienza a despuntar sus primeros rayos detrás de Moguer, la luz con el tiempo dentro, como la definió su paisano Juan Ramón Jiménez. Hasta ese momento la marisma parece desierta pero al amanecer, la tranquilidad y el silencio dan paso al bullicio del despertar de las miles de aves que dormitan en los canales del estuario del Tinto: 50.000 gaviotas, la mayoría sombrías y reidoras, varias decenas de ánsares comunes y alrededor de 300 grullas, que venidas de diferentes puntos de Europa nororiental, entre ellos Estonia y Finlandia, eligen la provincia de Huelva para pasar el invierno.Grulla común (grus grus) | © Manu MojarroLas gaviotas son siempre las más madrugadoras pero no para dirigirse al mar, sino al vertedero más próximo tierra adentro. Por el contrario, nuestras amigas las grullas son más perezosas y esperan hasta que el sol esté bien visible para hacer sonar las primeras trompetas del día que indican que es hora de alzar el vuelo e ir a buscar de un buen desayuno, en el que es sin duda el momento más emocionante de la mañana. Ese primer alimento del día lo encuentran a escasos centenares de metros, en la campiña de Huelva, cuyos campos de trigo y girasoles son batidos por las grullas con su impasible andar en busca del grano y las pipas que las máquinas dejaron a su paso en la anterior cosecha. Aun así, el momento más esperado por las grullas es la plantación del trigo, en el que las grullas se comportan, como si de garcillas bueyeras se tratase, persiguiendo a los tractores para comerse las semillas recién depositadas en el suelo. Es un hecho muy curioso de observar, si bien no todos los disfrutan por igual, ¡los agricultores hacen sonar su claxon para espantar a las aves!, aunque sin demasiado éxito, por cierto.La abundancia de alimento en otoño-invierno atrae a la campiña a otras muchas aves en enormes bandadas: calandrias, alondras, cogujadas comunes, jilgueros, pardillos, pinzones comunes, gorriones comunes y morunos, collalbas grises en paso, estorninos negros y tórtolas y palomas que atraen a su vez a rapaces como aguiluchos laguneros y pálidos, cernícalos comunes, halcón peregrino, esmerejón, gavilán, elanio y busardo ratonero. Y aunque la estampa de las grullas paseando por la campiña es bella, en su próxima parada diaria nos regalarán una todavía mejor. Una vez que han acumulado algo de energía es hora de viajar unos pocos kilómetros hacia el interior en busca de su almuerzo favorito… las bellotas en las dehesas de toros.Grulla común (Grus grus) | © Manu MojarroNo existe paisaje más representativo del medio natural ibérico que la dehesa, el hábitat preferido por la mayoría de las más de 150.000 grullas que cada año se desplazan a España para pasar el invierno. Las ganaderías de toro bravo localizadas al norte de la campiña de Huelva se encuentran equidistantes a los dos dormideros que las grullas utilizan en la provincia, el citado estuario del río Tinto y el río Odiel, los dos ríos onubenses por excelencia y que las grullas utilizan aleatoriamente según su conveniencia. La visión en el mismo encuadre de un imponente toro y una grácil y pomposa grulla es una de las imágenes que ningún amante de la naturaleza olvidará nunca.Al atardecer, es hora de regresar al dormidero. Los eucaliptos en el borde de la marisma nos proporcionan el refugio perfecto para conseguir una vista tan cercana de las grullas en vuelo que nos olvidaremos de los prismáticos para disfrutar del momento. Y al ponerse el sol, cesa el trompeteo y el silencio vuelve a hacerse dueño de la marisma.Manu Mojarro Guía de naturaleza info@spoontrips.com www.spoontrips.comManu es un entusiasta de la fauna salvaje casi desde nacimiento. Tiene 10 años de experiencia como guía y es experto en patrimonio. Ha estado organizando viajes para la observación de aves y excursiones a pie de forma profesional desde 2004. Debido a su amor por la naturaleza, fundó con Diego Vázquez la empresa Platalea y la organización sin ánimo de lucro Brizna para preservar la naturaleza y el patrimonio histórico-cultural local. Sin embargo, su último proyecto es Viajes Doñana Spoonbill, dedicándose a tiempo completo a guiar a observadores de aves y excursionistas de todo el mundo. A través de estos años, Manu ha llevado a los campos a miles de personas procedentes de España, Gran Bretaña, EE.UU., Alemania, Holanda, Polonia, Suecia, Noruega, Suiza, Francia, Irlanda … Además, participa en anillamiento de aves locales y el seguimiento como voluntario.