LA CANASTERA COMÚN

Amanece en la marisma mientras el sol acaricia con sus rayos la pequeña colonia que se encuentra en el suelo desnudo. El lecho ligeramente embarrado supone el lugar ideal para depositar los huevos. La simple y austera depresión en el suelo limoso donde realiza la puesta nos da una idea del porque de su nombre. En el cielo se difuminan las primeras luces del día con ocres y naranjas entre alguna nube despistada.

Mientras algunos miembros de la colonia se desperezan y afanan en limpiar sus plumas con estos primeros rayos de sol. A varios metros del suelo una nube de mosquitos se mueve de forma rítmica y bamboleante acercándose peligrosamente. Varios ejemplares despegan del suelo con maniobras de ataque a la nube emitiendo sonidos agudos en serie. El despliegue de grandes alas y de obispillos blancos en movimiento ofrece un espectáculo en sí.

Vuelan en círculos haciendo que la nube se apriete contra ella misma mientras abren el pico rojizo de tal forma que el desayuno entra solo en sus bocas. Se trata de un vuelo elegante estilo barrido con giros y cambios de dirección que somete a la densa nube de insectos voladores. Esta es su técnica de alimentación aérea que desarrollan con tal destreza y maniobrabilidad que recuerda al vuelo de los fumareles.

Al rato se unen a la fiesta varios vencejos, lo que favorece las maniobras en el aire y lejos de ser competencia se coordinan con el grupo de canasteras en el cielo en una alianza no premeditada. Desde luego hay insectos para todos. Abajo varios pollos con ideas nidífugas elevan sus cabezas viendo como sus padres encuentran alimento en el improvisado buffet volante a sabiendas que pronto obtendrán la papilla por parte de sus progenitores.

Canastera común (Glareola pratincola)

Entre los nidos un subadulto con sus manchas en las alas y sin babero persigue otras presas desde el suelo con carrerillas de un lado a otro. Mientras un adulto se posa en un talud de tierra con la mirada perdida, el sol resalta la línea negra que va de su ojo hasta el mentón. Su figura redonda con las plumas hinchadas y las puntas de alas sobresaliendo de la cola ahorquillada ofrecen la gran variedad de colores tierra y crema de su cuerpo. Esto sorprende sobremanera ya que parecen puestos a capricho por un pintor experto. La típica postura erguida que ofrece esta especie al detenerse y descansar después de comer puede mantenerse en el tiempo hasta que algo la perturbe. Es sin duda un rasgo característico de su comportamiento que debido al camuflaje de su plumaje dificulta su avistamiento. El resto de la colonia se sume en un letargo al llegar las horas centrales del día. Cesando así el bullicio y ajetreo inicial.

La escena de la colonia de canasteras que describimos arriba se puede disfrutar entre abril y junio en España dependiendo de la zona de observación. En donde en vuelo solo puede ser confundida con el andarríos grande que a diferencia de esta tiene la cola corta y el vientre blanco. Las poblaciones europeas reproductoras pasan el invierno en Etiopía y Senegal mientras que las reproductoras del continente africano son nómadas. En Europa solo aparece como nidificante en España distribuyéndose las colonias por Extremadura, Castilla- La Mancha, Andalucía Occidental y entre el sur de Alicante y el Delta del Ebro. Pero se la puede avistar fuera de la Península Ibérica en Francia, Balcanes e Italia donde puede ser confundida con la canastera alinegra más voluminosa y de distribución más oriental.

Aparece sobre todo en llanos fangosos, salinas y marjales secos. En todos estos ecosistemas se produce una elevada salinidad del suelo que evita la formación de vegetación lo que sumado a la cercanía de agua supone un caldo de cultivo perfecto para los insectos voladores que son sus presas. Aunque en España tanto en Extremadura como en Castilla- La Mancha llega a nidificar en campos de cultivo alejados varios metros de toda fuente de agua. Parece ser que la tendencia de la especie en la Península Ibérica va en alza pero no se puede decir a ciencia cierta ya que falta una estima actual por no realizarse censos detallados de las colonias. En cualquier caso la población mínima sería de unas 2700 parejas.

Ecosistema donde cría la canastera común en el Odiel

A continuación resumimos algunos de los estudios, evaluación de impactos y seguimientos realizados para intentar conocer y proteger algunas de las colonias españolas:

En el Paraje Natural de las Marismas del Odiel la Sociedad Ornitológica Larus a través de la estación de seguimiento de limícolas y el plan de seguimiento de fauna PASCAMO advierten en 2005 la colonización de las balsas de dragado de la ría del Odiel. La nueva playa que se formó de forma artificial en el dique de contención contiene una singular colonia compartida de esta especie con la de charrancito más grande de España. Este Plan continúa realizando un seguimiento posterior de la evolución de la misma.

La Asociación de amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA) realizó en 2001 un estudio de esta especie en los humedales de Elche y colindantes. El estudio acabó revelando que el máximo de parejas reproductoras se encontraban en el término municipal de Elche. Existiendo tres colonias en el Parque Natural de El Hondo y una en el Parque Natural de las Salinas de Santa Pola. Además se vio que las principales amenazas de estas colonias eran los atropellos de jóvenes, la inundación artificial de nidos en época de cría, la presión urbanística y la predación por perros.

En 1997 la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV) realizó un censo de las colonias nidificantes de canastera en Castilla- La Mancha. Notando su presencia en las provincias de Cuenca, Ciudad Real y Toledo. Llegando a la conclusión que las mismas se distribuyen por los cauces del Guadiana, Riansares, Záncara y Cigüela principalmente. Teniendo en cuenta que todos estos ríos son de aguas más o menos salobres. Siendo además de importancia los complejos lacunares de San Juan-Quero y Manjavacas-Pedro Muñoz. Cabe destacar que a veces estas colonias se encontraban alejadas de puntos de agua y se asentaban en zonas de cultivo. Las principales amenazas detectadas en estas colonias son las producidas por el hombre. Causándose las bajas de individuos por tendidos eléctricos, pisoteo por ganado, atropellos, vallados y destrucción directa del hábitat. También se pudo comprobar que algunas colonias eran depredadas tanto por ratas como por perros asilvestrados.

En la Región de Murcia la canastera se extinguió en los años 80. Pero en 2004 la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) cogió las riendas de un proyecto que además de realizar el seguimiento de la población de esta especie permitiera compensaciones de tipo económico para la actividad agrícola. Este proyecto pionero gestiona y compensa a los agricultores cuyas tierras sostienen colonias de estas aves para evitar que el pastoreo o la roturación las perjudiquen. Ya en 2014 la misma ONG en Campo de Cartagena contactó con los propietarios con colonias en sus tierras y se dedicó a localizarlas para su posterior censo y anillamiento. La campaña se completó con un acertado programa de divulgación en los medios de comunicación locales.

Entre las medidas correctoras que deberían tomarse para poder seguir disfrutando de las colonias de estas aves estarían la conservación de su hábitat, el retraso de las inundaciones de los lugares de cría así como la limitación de velocidad (si existe una vía de comunicación), el control de perros, la compra de terrenos y su posterior vallado. Teniendo especial importancia la implantación de un programa de información y divulgación de la especie tanto de ámbito general como para los propietarios de terrenos con colonias. Sería así mismo interesante para salvaguardar el futuro de la especie realizar un censo nacional y posterior control de la evolución de las colonias de cría. Lanzamos el testigo para que sea recogido por la administración para así poder seguir disfrutando de las colonias de canastera en España por mucho tiempo.

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